«Hay algunos síntomas que son más frecuentes entre los pacientes, como -por ejemplo- la fatiga, el cansancio, los dolores musculares, alteraciones en el sueño, y algunos que son menos frecuentes, como alteraciones metabólicas o alteraciones cardiovasculares», detalla la Dra. Mercedes López.“Las vacunas han ido disminuyendo la prevalencia del Long COVID, o sea, se sabe que una persona vacunada tiene menor posibilidad de hacer Long COVID, pero no cero. La posibilidad existe y tenemos pacientes que estando vacunados están desarrollando COVID persistente todavía”, agrega la especialista
El estado de salud de la ministra de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Ana Lya Uriarte, quien volvió a presentar licencia médica por Long COVID o COVID persistente, ha generado alarma en torno a este fenómeno del que aún se sabe poco científicamente y que está asociado a síntomas como alteraciones del sueño, saturación baja, cansancio, fatiga, falta de aire, entre otros
La directora del Programa de Inmunología de la Universidad de Chile y Doctora en Ciencias Biomédicas, Mercedes López Nitsche, asegura que este COVID Persistente “es un síndrome post infeccioso que da posterior a la infección por COVID-19, o sea, la infección por SARS-CoV-2”. Aclara al respecto que “los síndromes post infecciosos o post virales no son algo nuevo, no es una cosa que sea única del SARS-COV2, ni tampoco tan rara. Se ha visto en el SARS-CoV-2 y otros virus. En los otros virus también se caracteriza por tener una frecuencia variable y sintomatología diversa”. En este sentido, plantea que con se ha visto con “el ébola, el dengue, la polio, el chikungunya y otros patógenos que no son virus. Para la influenza H1N1 también se han descrito síndromes postinfecciosos”.
“En el caso del virus SARS-CoV-2, este síndrome post infeccioso ha sido caracterizado en estos dos a tres años de pandemia que tenemos, y todavía se desconoce mucho sobre esto. Pero se piensa que lo que se produciría, al menos, son dos cosas fundamentales: una desregulación de la respuesta inmune que produciría daño tisular -el daño de los tejidos- y/o autoinmunidad y/o un síndrome inflamatorio o subinflamatorio prolongado asociado o no a persistencia viral. En el fondo eso es, se produciría una alteración en el sistema inmune producto de la infección viral, ya sea debido a la infección viral ya resuelta o porque efectivamente el virus se ha mantenido en los tejidos del individuo espacial.
La doctora López agrega que “lo segundo es que es efectivamente una condición que es clínicamente muy diversa. Hay algunos síntomas que son más frecuentes entre los pacientes, como -por ejemplo- la fatiga, el cansancio, los dolores musculares, alteraciones en el sueño, y algunos que son menos frecuentes, como alteraciones metabólicas o alteraciones cardiovasculares», los cuales pueden tener gran impacto en la calidad de vida de las y los pacientes, en sus relaciones personales o familiares y a sus relaciones laborales”.
Cómo sospechar que tengo “COVID persistente”
La doctora López explica que hay cuatro cosas en las que debemos fijarnos. La primera es tener un antecedente previo cercano de una infección por COVID agudo, estando vacunados o no vacunados. Lo segundo es que estos síntomas permanezcan entre dos a tres meses después de terminar el COVID agudo. Lo tercero, que haya una gama de síntomas característicos como fatiga, disnea, tos persistente, dolores musculares, cansancio, alteraciones cognitivas, alteraciones del sueño, pero que también existan muchos otros que tienen que ser buscados en estos pacientes y que ninguno de estos síntomas tenga una razón, que no tengan ninguna otra causa y que no vengan de antes.
Finalmente, añade la especialista, lo más importante, “es que tengan un impacto, eso es importante, que tengan un impacto en la vida de los pacientes». Deben fijarse, agrega, en “sintomatología que no ha tenido previamente, que no puede explicar por alguna enfermedad y que le afecte la calidad de vida”.
Lo que se sabe hasta el momento del COVID persistente es que “la prevalencia ha ido variando en el tiempo. Los primeros estudios indicaban una prevalencia muy alta, probablemente porque estaba muy asociado a las primeras olas. Algunos estudios decían que podía ser tan prevalente como un 30 o un 40 por ciento de los infectados, pero eso ha ido bajando en el tiempo y hoy día los estudios más conservadores dicen que esto no tendría una prevalencia mayor al 2 por ciento”.
Sobre las implicancias de la inoculación, la doctora señala que “las vacunas han ido disminuyendo la prevalencia del Long COVID, o sea, se sabe que una persona vacunada tiene menor posibilidad de hacer Long COVID, pero no cero. La posibilidad existe y tenemos pacientes que estando vacunados están desarrollando COVID persistente todavía”.
Por qué es tan difícil detectarlo y se convierte en algo tan problemático
La doctora de la Universidad de Chile explica que “el virus produce, además de la infección aguda, alteraciones en el sistema inmune, ya sea porque alteró el sistema inmune o porque, de alguna manera, persiste en el organismo el virus y se traduce en este síndrome o en esta condición”.
Es por esta razón que “ha costado mucho y es muy difícil todavía (diagnosticarlo), porque el COVID persistente es una condición de muchos síntomas distintos, es decir, los pacientes debutan con muchos síntomas distintos y se mantienen con distintos síntomas. Es muy difícil definir el COVID persistente sintomáticamente y la otra cosa, que yo creo que es súper importante, es que son en general síntomas que van y vienen, o sea, son síntomas que el paciente puede estar bien, remite un rato y después vuelve a aparecer la sintomatología, y eso es clásico del COVID persistente”.
Sobre la información de casos que se han visto en la prensa como el de la ministra Uriarte, la doctora Mercedes López indica que “el COVID persistente, en general, es un cuadro de larga duración. Cuando ya empieza a estacionar sus síntomas, uno lo que ve es que a medida que pasa el tiempo, estoy hablando de meses, no de días, los pacientes empiezan a disminuir sus síntomas y al año o a los dos años hay una pequeña fracción de los pacientes que continúan con síntomas. Pero estamos hablando de varios meses, entonces no es rara la información en cuanto a la necesidad de licencias prolongada de estos pacientes, porque los síntomas son particularmente complejos para poder realizar trabajos de alta exigencia”. Con Información de la U de Chile#SNNV – #20Abr #VenprensaInforma