Los cortes de luz se recrudecen en la época de mayor calor en Venezuela. La empresa estatal Corpoelec niega que planifique cortes programados del servicio, mientras ciudadanos reportan su ocurrencia por múltiples horas al día por sector en regiones como Zulia, Lara y Los Andes.
Katiuska Morán, una venezolana residente en Maracaibo, una de las principales ciudades del país, tiene una penosa tarea cotidiana: tratar de adivinar a qué hora le suspenderán el servicio eléctrico y, mayor incertidumbre aún, por cuánto tiempo.
Su única certeza, dice, es que la empresa estatal Corpoelec le quitará “la luz” en algún momento del día como parte de un esquema extraoficial de racionamiento.
“Ocurren al mediodía, de noche, a cualquier hora. Hemos estado a expensas de un apagón diario. Es insoportable”, relata a la Voz de América, desde Veritas, uno de los sectores más perjudicados en las recientes semanas por los cortes de electricidad.
A sus 64 años, precisa que sus finanzas “entran en pérdida” si repasa cuántos equipos electrodomésticos se le han averiado por las muchas interrupciones o fluctuaciones eléctricas. “Son ya 13 años de esto y, en vez de mejorar, ha empeorado. No tienes forma de planificar ni trabajo, ni descanso”, lamenta.
Maracaibo y una docena de municipios del estado Zulia, en el occidente de Venezuela, padecen de apagones frecuentes desde 2009. En 2010, el expresidente Hugo Chávez decretó una emergencia para solventar la crisis eléctrica, aún vigente.
Programadas o no, las fallas se reportan en al menos 13 de las 23 regiones de Venezuela. Desde Zulia, Falcón y Lara, en el occidente, hasta los estados andinos (Táchira, Trujillo, Mérida), el Distrito Capital y los poblados del oriente, como Nueva Esparta y Anzoátegui, se reportan apagones constantes por varias horas.
El sábado, una falla eléctrica de 10 horas en el aeropuerto Simón Bolívar de Caracas provocó retrasos en múltiples vuelos. Las plantas generadoras de respaldo para las terminales nacional e internacional nunca se activaron, reportó el diario El Pitazo.
“Sofocones y enjambres de zancudos”
Las interrupciones del servicio coinciden con lo que los especialistas del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología de Venezuela (INAMEH) han calificado como una ola de calor, que se mantendrá hasta junio, con la llegada de las lluvias.
Los cortes también ocurren meses luego de que el gobierno venezolano lanzara en Zulia un programa de actualización de datos de usuarios para retomar el cobro del servicio, que se dejó de pagar hace años justamente por los muchos apagones.
Según el ministro Néstor Reverol, un general condecorado en condición de retiro, el plan «Borrón y Cuenta Nueva» se concretará en 5 estados más de Venezuela.
Mientras, María Elena Araujo Torres, de 62 años, suele quedarse sin luz “cuando el sol está incandescente”, provocándole “sofocones” y malos humores, cuenta.
Cual horario inglés, Corpoelec corta el servicio “por cuatro horas exactamente”, cada 2 días, en la parroquia Cacique Mara de Maracaibo. De noche, detalla, las picadas de “un enjambre de zancudos” generan alergias en la piel de su nietecito.
El racionamiento no anunciado ha empeorado”.María Elena Araujo, de 62 años, de Cacique Mara, en Maracaibo.
Así, dice a la VOA, tampoco descansa lo suficiente en una ciudad donde las temperaturas superan los 30 grados centígrados y donde los aires acondicionados o ventiladores son necesarios.
Habitantes de Cacique Mara, en el barrio San José, publicaron denuncias reclamando que les habían interrumpido el servicio desde la noche del lunes y no lo habían reactivado a las 9:30 de la mañana de este martes.
Voceros de Corpoelec dijeron hace 3 semanas a empresarios del Zulia que el consumo del servicio había aumentado y los convidaron a autogenerar electricidad, indicó a la prensa el presidente regional de Fedecámaras, Ezzio Angelini.
La compañía estatal desmintió en abril que tuviese planeado un racionamiento de varias semanas en el país por mantenimiento en la hidroeléctrica del Guri, considerada la principal fuente de generación eléctrica, al sur de Venezuela.
“La fuerza trabajadora del sector eléctrico se mantiene desplegada en cada rincón del país para garantizar un servicio eficiente. No te hagas eco de noticias falsas”, publicó la empresa en su cuenta oficial de Twitter, @Corpoelecinfo.
Corpoelec no ha publicado un cronograma de cortes eléctricos en ninguna región. La confirmación de los apagones, sin embargo, sorprende a la gente a diario.
En 2019, la empresa publicó un plan de racionamiento en regiones como Zulia, luego del “Gran Apagón” que afectó al país durante una semana de ese marzo.
Entonces, sectores de ciudades como Maracaibo quedaban sin luz de forma programada por al menos 12 horas diarias, en 2 tandas de 6 horas cada una.
El gobierno de Nicolás Maduro atribuyó aquel apagón a un presunto sabotaje estadounidense. Fuentes independientes explicaron que el colapso se debió a falta de recursos, mala gestión, el despliegue de militares para operar subestaciones y el sobrecalentamiento de líneas de alta tensión por un incendio cercano al Guri.
Rutinas complicadas
Las interrupciones del servicio en el oeste de Maracaibo se retomaron hace al menos 2 meses, por 1 hora de duración, cuenta Jency Galué, del sector San Miguel. Hoy, los cortes pueden ocurrir 2 veces por día para un total de 9 horas sin luz.
Con 2 hijos pequeños, Galué dice que le ha tocado “migrar” dentro de su propia ciudad para evadir los efectos de los apagones. “Si tengo gasolina en el carro, me voy a casa de mamá o de mi suegro, en San Francisco”, municipio vecino, señala.
Si hubiese un cronograma de racionamiento con rotación de circuitos y horarios, uno pudiera llevar una vida un poco más tranquila”.
Jency Galué, venezolano, habitante del sector San Miguel de Maracaibo.
Su vida se complica, explica, porque su cocina funciona con electricidad y el gas doméstico “no llega” hasta su vivienda. “Me ha tocado salir a comprar comida para que los niños no se acuesten sin comer. Es la erosión más grande que tiene mi bolsillo”, afirma.
Viviendo en un tercer piso, le ha tocado subir y bajar las escaleras cada vez que se va la luz. En su edificio, como en toda la ciudad, se raciona el agua potable y, sin electricidad, es imposible “bombear” el líquido a los apartamentos con un equipo hidroneumático, dice.
Un plan de racionamiento con “rotación de circuitos”, como existió hace unos años, podría permitirle “organizar” mejor su rutina y tener “una vida más tranquila”, apunta. En cambio, los apagones siguen ocurriendo de golpe. “Nos están dando hasta con el tobo”, reprocha.